El ejemplo
multiplicado y las enseñanzas útiles, de Luis y Sergio Saíz Montes de Oca
evidencian que a 56 años de su asesinato, ellos no reposan.
Su recuerdo es inspiración, fundamentalmente en los jóvenes,
para construir el proyecto social que
ellos soñaron.
En el testamento
político”¿ Por qué luchamos”?, expresaron que “la obra de la Revolución será
algún día orgullo de todos”.
Ese momento llegó, y con él la consolidación de los sentimientos de
justicia que ambos mártires cimentaron.
El 13 de agosto de 1957 fue un día de profunda consternación,
no sólo para el pueblo sanjuanero que
los vio nacer, sino para toda Cuba.
Esbirros del ejército
del dictador Fulgencio Bastita, troncharon
en plena calle dos vidas inocentes, cuando sólo contaban con 18 y
17años de edad, respectivamente.
Cuánto talento, cuánta honradez, valor y
esperanzas aniquilaron.
No así sus ideas, que siguen
siendo fuente de enriquecimiento humano para acometer el quehacer diario.
A esos dos hermanos de profunda vocación martiana, volvemos una y otra vez para escuchar su voz sabía, que en la inmortalidad nos llama a ser siempre leales a la patria.
Que mejores paradigmas que quienes desde muy temprano vincularon la trayectoria revolucionaria
con la vida, siendo alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza, de Pinar del
Río.
Como jóvenes, eran alegres, conocieron el amor y fueron apasionados de la
vida, sueños que no impidieron la activa
participación en el Movimiento 26 de
Julio, a pesar de los riesgos que entrañaba.
Recuerdo ahora la expresión de Luis:”Si mañana nos matan, pero
contribuimos con eso a que Cuba se libre,
para nosotros es como si hubiéramos sido eternos”.
En estos instantes de memoria, elevamos nuestro pensamiento
para reafirmar que las ideas y buenos ejemplos de los Hermanos Saíz, nunca mueren.
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