Lo que para otros constituye aspiración, en Cuba es realidad palpable:nada hay más importante que un niño.
Las mejores muestras son la atención de salud que los pequeños reciben, incluso desde antes del nacimiento y gozar del principal del derecho que tiene el ser humano, el de ser libre.
El seguimiento clínico a la embarazada a partir de las primeras semanas de gestación , hasta el alumbramiento y posteriormente la educación de cada infante comenzado por el círculo infantil, hablan por si solos de generosidad y protección.
Tanto la mujer intelectual, como la campesina, la estudiante o la ama de casa son atendidas de igual manera en el consultorio médico de su comunidad por especialistas altamente calificados .Todo sin pago alguno, solo el tributo de dar hijos sanos sobre los cuales se erigirá el futuro de la Patria.
Todos los niños cubanos tienen escuela, y están integrados a un programa educativo basado en el rigor de la enseñanza que busca formar hombres y mujeres cultos como lo soñó el apóstol José Martí.
Gozan de participación activa en la vida cultural de la sociedad, están integrados al deporte y a la Organización de Pioneros José Martí, con voz y voto para decidir sobre el futuro pioneril.
Solo una sociedad como la nuestra garantiza el respeto y la atención a los derechos de la niñez.
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