ste domingo 12 de agosto, la ciudad de Pinar del Río vibrará desde bien temprano con la alegría contagiosa de las nuevas generaciones.
Desde ya, en parques, plazas, áreas deportivas, culturales, instituciones pioneriles, y hasta en plena calle, se respira ambiente festivo, y se impulsan los preparativos para celebrar mañana, bien arriba, el Día Internacional de la Juventud.
Tendremos por Vueltabajo una jornada colmada de júbilo, con la realización de festivales culturales, cantatas , bailables, competencias deportivas, acampadas y cuantas iniciativas surjan del talento joven al calor de una fecha muy especial.
De seguro serán muchas porque sobran razones para ello.
La juventud cubana disfruta plenamente de sanos derechos como soñar, amar, vivir.
Puede muy bien deleitarse con esos placeres. Se sabe segura de educación, salud, acceso al deporte, la cultura, y de ser además, reina en nuestra sociedad.
Alegre y profunda como lo es, no todo significa fiesta para quienes son garantía del futuro.
La efeméride deviene también jornada de reflexión, de lucha y de esperanza por el mundo mejor que necesita la humanidad.
¡Que hermoso es ver a nuestros jóvenes sonreír!, que alto se elevan, cuando se solidarizan con las causas justas de tantos y tantos que en otras latitudes son víctimas de la desigualdad y la explotación.
Más de130 millones de analfabetos en el mundo y diez millones enfermos de SIDA, son algunos ejemplos de cuanta pena cuelga sobre los hombros de jóvenes en otros lugares.
La juventud cubana es flor que no se marchita.
No posee riquezas, pero es acaudalada en amor y protección.
Tiene activa participación en las transformaciones de la sociedad, sin dejar de soñar en tocar el cielo, contar las estrellas, o robar el beso.
También en juntar y edificar. Así es nuestra masa juvenil.
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