Cada 13 de marzo, las nuevas generaciones de cubanos
acuden a la historia para honrar a los caídos en el asalto al Palacio
Presidencial y la toma de Radio Reloj, en
1957.
A 58 años de la gesta heroica, en todo el país se
recuerda el ejemplo de patriotismo y
sacrificio del grupo de jóvenes
revolucionarios que comandado por el
líder estudiantil José Antonio Echeverría
se dispuso a ajusticiar al tirano Fulgencio Batista, en su propia
madriguera.
Las acciones no lograron el objetivo, pero demostraron
la bravura de los participantes y
contribuyeron a la unidad del pueblo hacia el avance de la libertad definitiva,
objetivo claramente expresado por el
principal guía de la hazaña: “Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de
la libertad”
Con ese acto de valentía, lealtad y amor, la
Federación Estudiantil Universitaria (FEU) cumplía el compromiso establecido en
la Carta de Méjico de apoyar el
Movimiento 26 de julio para derrocar el régimen imperante en la nación, al precio que fuera
necesario.
La consigna
“Seremos libres o seremos mártires”, confirma la disposición de los
participantes de ofrendar hasta la
propia vida por la libertad de la patria.
La deuda de los jóvenes cubanos es seguir el ejemplo y entereza revolucionaria
de aquellos que combatieron por edificar una vida mejor para todos. Por eso
fueron a Palacio y a Radio Reloj.
“Pueblo de
Cuba, en estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el tirano Fulgencio
Batista"…
De esta forma comenzaba la alocución de Echeverría a
toda cuba desde los micrófonos de la emisora nacional, en la que llamaba al
pueblo a sumarse a la lucha.
La arenga aunque fue interrumpida, se escuchó en el país. Al retirarse de la estación,
el presidente de la FEU fue asesinado
cerca de la Universidad de La Habana.
Hoy su presencia se multiplica en el aula, en la defensa de nuestras
conquistas y en la decisión de los
cubanos de continuar la obra que él y los demás héroes y mártires soñaron. Ellos
viven en nosotros.
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