Hoy cumpliría Vilma Espín Guillois 85 años.No la recordamos con llanto,a pesar de la ausencia.
El mejor homenaje
es evocar con la sonrisa de cada
amanecer los valores humanos y revolucionarios de esa cubana, cuyo ejemplo
sigue entre nosotros ayudándonos a construir y forjar.
Heroína de la clandestinidad, combatiente del
Ejército Rebelde, dirigente femenina, madre, amiga, esposa: esa fue Vilma, persona de
acero y miel.
Nació el 7 de abril
de 1930, en Santiago de Cuba, en el seno de una familia que la educó en
elevados principios éticos y morales ,que la distinguieron durante toda su
vida.
Prueba de ello es
la hermosa obra que erigió por la libertad y el bienestar de su pueblo.
Hablar de ella es acercarnos a la indiscutible colaboradora de Frank País, la integrante del Movimiento 26 de Julio, participante en el Alzamiento armado del 30 de noviembre de 1956, en
Santiago de Cuba, coordinadora provincial de la organización clandestina en
Oriente y la guerrillera del Segundo
Frente Oriental Frank País.
Joven dulce y
afectuosa no vaciló en la decisión de entregarse a las causas más justas. De
ello habla su incansable labor en defensa
de la igualdad social y la dignidad plena de la mujer.
Presidenta de la
Federación de Mujeres Cubanas desde la creación hasta el último momento de su
vida, una tarea, a la que le dedicó energía y amor.
Las ideas de
justicia las defendió con vehemencia no sólo en Cuba, sino en escenarios
internacionales, donde su voz ganaba el respeto por su ardua labor a favor
de las féminas y los niños.
Otras responsabilidades
indican también la grandeza de Vilma.El Comité Central del Partido Comunista de
Cuba, el Buró Político, la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Consejo de
Estado y la Comisión Nacional de
Prevención y Atención Social, la tuvieron en sus filas.
Cada 7 de abril
Vilma renace en un pueblo que es fiel a su legado.
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