El 13 de abril de 1961 dos adolescentes lloraban la pérdida de su madre; el pueblo de Cuba se estremecía de dolor ante otra victima del terrorismo norteamericano.
Ese día murió la destacada trabajadora Fe del Valle Ramos, en el incendio perpetrado por la contrarrevolución a la tienda El Encanto, mientras trataba de rescatar fondos destinados a la creación de círculos infantiles.
Una ausencia irreparable.
Perdimos a la miliciana, dirigente sindical, cederista y fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas.
Su ejemplo no fue apagado con las llamas que destruyeron una de las mayores tiendas del país. Hoy suman miles y miles las dispuestas a defender, como lo hizo ella, los bienes del pueblo, al precio que sea necesario.
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