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Hasta el 22 de
febrero tendrá lugar en La Habana, para después extenderse por el resto del
territorio nacional: Otra oportunidad para “crecer”.
Precisamente, sobre
la riqueza cultural que provoca la lectura, invito a reflexionar.
Sin el libro no hay mundo de sabiduría.
Es el amigo que nos
lleva por el camino del conocimiento. Con él
podemos soñar, reír, viajar a lugares y situaciones lejanas, desarrollar
la imaginación, conocer la historia, vivir,
aprender.
Además de fuente de
placer, constituye medio de instrucción y herramienta para desarrollar el lenguaje,
mejorar la expresión oral y escrita y el
poder de análisis.
Por ser clave de aprendizaje,
pienso que la pasión por el libro no debe ceñirse sólo a días de feria, su compañía permanente es la mejor decisión.
La lectura es una
de las actividades más agradables y beneficiosas que conoce la humanidad.
Contribuye a la formación de personas más cultas, al desarrollo del pensamiento
y el enriquecimiento espiritual.
En la era de las
nuevas tecnologías, muchos niños y jóvenes dedican buena parte de su tiempo a
la televisión o permanecen frente a una computadora u otros equipos; sin
embargo, nada sustituye al libro.
En este sentido la
acción de la familia, la escuela y la comunidad es básica para sembrar en las nuevas
generaciones el amor por el libro, fuente viva que jamás dejará de irradiar.
No hay tiempo más perfecto que el que pasamos
leyendo un buen texto, ello también purifica el alma.
Lograr que los
niños y jóvenes desarrollen el hábito de lectura, es objetivo primordial del
sistema educacional cubano, un honor a
la meditación martiana:”Se ha de conocer las fuerzas del mundo, para
ponerlas a trabajar”.
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