miércoles, 22 de enero de 2014

Jes´´us Menéndez:Sello inigualable en la historia de Cuba.



 
Hombre de Partido, gran líder sindical, inteligente, sagaz y valiente: Ese fue Jesús Méndez Larrondo.

 Sabía convencer, impulsar y dirigir  a las masas. 

Por esas razones, a  66 años del asesinato del defensor a toda costa de  los derechos  de la clase obrera azucarera, reafirmamos que la bala asesina no lo mató.

Su ejemplo   de destacado revolucionario, antiimperialista y guía de innumerables batallas  a favor de los desposeídos, se multiplicó desde   el  22 de enero de  1948. En su honor, el poeta Nicolás Guillén escribió:”Los grandes muertos son inmortales: No mueren nunca”.

En un pequeño bohío de Encrucijada, entonces provincia de Las Villas, nació Menéndez Larrondo, el  14 de diciembre de 1911.

La precaria situación económica de la familia lo llevó desde niño a conocer el rigor del trabajo. Alternaba entre la actividad cañera y el tabaco.

De estirpe mambí, fue incansable luchador en beneficio de los  azucareros, en contra del desalojo de los campesinos, la explotación de los humildes y el racismo.

Joven querido y respetado por su arrojo  y combatividad, con solo 18 años era ya   destacado dirigente sindical, en el central Constancia.

A pesar de su corta vida, tuvo una valiosa  trayectoria, difícil de resumir en pocas líneas. 

En 1931Ingresó al Partido Comunista, años más tarde fungió  como secretario general de la Federación de Trabajadores de Santa Clara y de la Federación Nacional Obrera Azucarera. 

Al crearse la Central de Trabajadores de Cuba, se convirtió en la segunda figura del movimiento sindical cubano
Entre las principales  conquistas que impulsó sobresale el llamado Diferencial Azucarero, considerado uno de los logros más significativos  de las luchas obreras en Cuba antes del triunfo revolucionario de 1959.

También descuellan los beneficios del descanso retribuido y el acceso de las mujeres a la maternidad obrera, todo por el bienestar  de las familias de los azucareros.

El legado del “General de las Cañas”, como lo nombró Guillén , es sello inigualable en la historia de Cuba.









miércoles, 8 de enero de 2014

Segio Saíz Montes de Oca renace cada día.

Cumpliría hoy  74 años; sin embargo Sergio Saíz Montes de Oca no deja  de nacer en las causas más nobles, en el estudiante ejemplar y en los jóvenes que  defiendan    la Revolución   que él soñó.

El 8 de enero de 1940 el municipio pinareño de San Juan y Martínez se honró con la llegada de quien se convertiría muy pronto en uno de sus mejores hijos.

El amor por la lectura, por Martí y la patria se fraguó en él  desde temprano como valor sólido.

El padre, Doctor en Derecho y juez del pueblo y su madre, maestra, les inculcaron  ese sentimiento a sus hijos

A pesar de la corta existencia, Sergio dejó una fructífera obra, tanto literaria como política, que combinó con la acción revolucionaria y de buen estudiante.

Mi verso es como una palma,/ solo,/ triste,/ sano y duro.// Es un poco de mi Cuba/, es un poco de mi sol,/ es azúcar que me duele,/ es humo que sabe a esclavo...”.

El mismo confesó: “Yo no puedo escribir otra cosa que no tenga que ver con la Revolución”.

En el  Instituto de  Segunda Enseñanza  de Pinar del Río, luego  de ocurrido del asalto al Palacio Presidencial leyó ante el claustro de profesores su informe:”¿ Por que no vamos a clases”?.

“Ser estudiante no es solo repetir en un examen materias, la mayor parte de las veces aprendidas ligeramente, ni asistir todos los días a clases y hacer de vez en cuando una trastada

 (...) Es algo más que eso, es llevar en su frente joven las preocupaciones del presente y el futuro de su país, es sentirse vejado cuando se veja al más humilde de los campesinos o se apalea a un ciudadano. Es sentir muy dentro un latir de Patria, es cargar bien pronto con las responsabilidades de un futuro más justo y digno”.

Resulta  imposible hablar de Sergio sin vincularlo a su hermano Luis. Ambos eran  muy diferentes físicamente, pero iguales en ideas.

Sobresalieron como dirigentes estudiantiles, y miembros del  Movimiento 26 de Julio.
Por la destacada participación en  acciones contra la dictadura batistiana, Luis fue nombrado coordinador y Sergio fungió como jefe de acción  y sabotaje en el municipio sanjuanero.

En el testamento político”¿Por qué luchamos?, en el que aseguran que intervino también Sergio, su hermano  analiza como debía ser el futuro de Cuba, y en el expresó:”La obra de la Revolución será algún día orgullo de todos”.

El 13 de agosto de 1957,  fueron asesinados en su pueblo natal. La muerte, como afirmó su madre “no significó un fin, sino un principio, un eterno grito de rebeldía que otros jóvenes, con iguales ideales, hicieron suyos, hasta lograr la definitiva libertad el primero de enero de 1959.”