sábado, 27 de junio de 2015

Elián González: “Los jóvenes no son el futuro, son el presente”

Con el regreso del niño Elián González a la Patria, hace 15 años, se concretaba una victoria del pueblo de Cuba y su Batalla de Ideas.Hoy el joven Elián, estudiante de Ingeniería Industrial en la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos, conversa con Granma
“Los jóvenes cubanos de hoy son los mismos que hace quince años, cuando eran pioneros, se paraban en una tribuna y espontáneamente acusaban al imperio por el regreso de un niño cubano que ellos no conocían”. Foto: Alberto Borrego
El avión que nos trajo de vuelta a Elián González a la Patria tocó tierra un 28 de junio hace 15 años. Y desde ese entonces el pequeño —convertido hoy en un joven universitario— no pudo seguir de largo entre la gente de Cuba, porque para ellos, para nosotros, es el hijo por el que agitamos las banderas y el corazón; por el que lloramos esa soledad en medio del mar donde vio desaparecer a su madre, por quien sentimos ese resquebrajamiento cuando alzó los brazos y pidió regresar a la Patria, donde su padre y su familia sufrían los entuertos de un proceso que mantenía al pequeño alejado de ellos. Elián se convirtió en una parte imprescindible del cálido hogar cubano, y él lo sabe.
A 15 años de que descendiera de las escalerillas del avión, de que aquella mirada tierna lograra neutralizar el dolor y transmutarlo en alegría constante, Elián se ha convertido en miembro del Destacamento Aniversario 55 de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) de Matanzas, y como invitado al abanderamiento del destacamento de la capital, accedió a responder unas preguntas, revelándosenos un joven sencillo y humilde, profundo y maduro.

—¿Qué es lo que más disfruta hacer el joven Elián, en qué emplea su tiempo libre?
—No hago nada diferente a lo que hacen todos los jóvenes. Simplemente, hay que ser un joven de estos tiempos, saber divertirse, compartir, practicar deportes, pero también estar vinculado a las tareas de la Revolución, no perder la esencia de lo importantes que son los jóvenes para llevar a cabo el desa­rrollo del país.
“En mi caso me gusta estudiar, y cuando tengo tiempo libre salgo con mis hermanos, mis amigos. Me gusta mucho la natación, me gusta el béisbol, ¿a qué joven cubano no le gusta el béisbol?”.

—¿El fútbol?
—No soy un fanático, pero también lo veo, me divierto con él. También como cualquier otro joven veo series, películas. Es cierto que muchos de sus contenidos enaltecen los valores de consumo de una sociedad capitalista, pero lo importante es poder verlos con conciencia crítica, no “dormirse” con ellos. Tal vez en nuestros medios no tengamos los mejores productos, con la mejor realización, pero a nuestros noticieros, en su esencia, en su contenido, sabemos que es adónde tenemos que recurrir para saber lo que está pasando en el mundo.
“Me gusta también escuchar música. Y aunque escucho de todo un poco, me gusta resaltar un género que no es muy difundido entre los jóvenes, pero puedo apreciar que cuando lo escuchan, lo disfrutan, y es el repentismo. En estos recorridos que he realizado como parte de los abanderamientos de destacamentos juveniles Aniversario 55 de los CDR, he estado todo el tiempo al lado de los repentistas, y llena de alegría ver cómo la juventud aplaude esas décimas espontáneamente, las ovacionan. Un género que es tan cubano, propio de nuestra cultura y tradiciones, lo tenemos que rescatar. Es increíble ver cómo puede ser capaz de conmover a tantas personas.
“Y leo a Fidel, me gusta mucho leer a Fidel. A él le gusta regalarme libros, cada vez que puede me envía uno, y para mí eso es como una tarea y hay que leérselo. También disfruto mucho leyendo los libros de nuestros exagentes, porque eso forma parte también de nuestra historia”.

—Estás invitado a participar en el X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas a celebrarse los días 18 y 19 de julio próximo. ¿Cuál es el desafío más grande que enfrentan los jóvenes cubanos hoy?
—Fortalecerse. Decir que la juventud está perdida es un error. Los jóvenes no son el futuro, son el presente. A veces se dice que la juventud no ha hecho nada por la Revolución. Pero los jóvenes cubanos de hoy son los mismos que hace 15 años, cuando eran pioneros, se paraban en una tribuna y espontáneamente acusaban y reclamaban al imperio por el regreso de un niño cubano que ellos no conocían. Entonces, no podemos seguir diciendo que la juventud no ha tomado sus tareas, sí lo ha hecho. Son jóvenes los que fueron a combatir el Ébola en África occidental, dando muestras de la grandeza del cubano.
“El Congreso de la Juventud llega en un momento difícil, de replantearse las estrategias, porque Obama ha dicho bien claro que fracasaron con la suya, pero las intenciones van a seguir siendo las mismas. Por tanto nosotros, con nuestros mismos ideales y propósitos, también tenemos que cambiar las nuestras.
“Este es el espacio ideal para que se replantee esa estrategia y fortalecer a la organización, para que los jóvenes den sus criterios, sobre cómo crecerse ante las adversidades, y cómo ir dando paso a la sucesión de la generación histórica de la Revolución. Jóvenes de calidad tenemos, no solo los que van al Congreso, sino los que se han abanderado en estos días en los destacamentos Aniversario 55 de los CDR. En cada uno de los CDR se seleccionó a uno y después en cada una de las zonas y municipios de Cuba.
“Yo asistiré a esta cita, y será un orgullo compartir de cerca con cada uno de los delegados”.

—¿Cómo te gustaría ver el futuro de Cuba en algunos años?
—Si Cuba pierde su esencia, pierde todo lo que ha logrado con la Revolución, con Fidel y Raúl al frente, yo estaría muy decepcionado. Sería negar todos los avances, todo lo que se ha hecho, por ejemplo, por que la mujer ocupe los lugares que ocupa hoy.  Aspiro a que Cuba se desarrolle, y creo que vamos por buen camino. Creo que es importante seguir aportando más al desarrollo económico del país.
“A veces los jóvenes creemos que si dejamos de ser un país socialista, y damos paso al capitalismo, seremos un país desarrollado como los Estados Unidos, Francia, Italia... Pero hay que tener claro que si Cuba dejase de ser socialista, no sería como Estados Unidos, sería una colonia, sería Haití, un país pobre, mucho más pobre de lo que es, y perdería todo lo que ha logrado.  Es cierto que podríamos haber logrado mucho más, pero no podemos olvidar nunca las cuestiones de índole histórica: hemos sido un país asediado por el bloqueo”.

—¿Proyectos futuros?
—Ahora estudio en la Universidad de Matanzas Camilo Cien­fuegos, curso el cuarto año de la carrera de Ingeniería Industrial, lo hago como cadete insertado, con el fin de servir a las Fuerzas Armadas Revolucionarias cuando termine mis estudios.
“Yo tengo mucho que agradecer al mundo entero, a mi papá y al Comandante, a mi familia, y cuando digo mi familia, me refiero al pueblo cubano en general. Vivir en Cuba se lo debo a este pueblo, y es por quien siempre voy a trabajar, por quien siempre voy a luchar, a quien le debo todo mi respeto. Quince años después de aquel suceso, me puedo dar cuenta de que el pueblo cubano me tiene todavía como parte de su familia, y a eso me debo, para poder retribuir ese amor”.

martes, 16 de junio de 2015

Los periodistas Made In SINA no los necesita Cuba.

A la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana le ha dado por impartir cursos de periodismo con el dinero de los contribuyentes, a cubanos que no estudiaron la carrera y probablemente no esté en su vocación, pero les puede reportar ganancias en los medios anticubanos.



Quizás en algún país latinoamericano la iniciativa sea aplaudida, es probable que los propios norteamericanos, cuyo dinero se utiliza indebidamente, no entiendan por qué Cuba se opone y eso es necesario aclararlo.

Por qué esas autoridades diplomáticas  no se acercan a las instituciones oficiales cubanas, a los centros académicos y entre los programas de intercambio establecen la superación de verdaderos periodistas, con su currículo,  que puedan acreditar estudios, sean de medios nacionales, provinciales o internacionales cubanos, aunque en ellos matriculen algunos que estén titulados pero no reconocidos por el Estado, como una de cal y otra de arena.

Sencillamente porque lo que están formando, más que periodistas, son quintacolumnistas, lo que en el argot moderno se traduciría como subversivos, porque llevan medio siglo tratando de demostrar al pueblo norteamericano que los cubanos de adentro de la Isla quieren derrocar su propio gobierno.

Los chupatintas de Miami, los escribidores de tonterías en Madrid, Paris o en algunas capitales latinoamericanas no resultan creíbles, la gran prensa de Estados Unidos, donde no le dan cabida a los mercenaritos, tampoco son creíbles, entonces han querido formar un “periodista de nuevo tipo” hecho en Cuba, pero no en una Universidad, sino en un recinto diplomático que debería dedicarse a otras cosas menos a eso.

El periodismo que se enseña en la SINA debe estar concebido con las mejores técnicas de la profesión en Norteamérica, a partir de los talentos y personas más capaces, pero con altas dosis de crónica roja, periodismo amarillista, con altos contenidos sensacionalistas, apegados a las verdades a medias, la desinformación y llegado el caso, sin despreciar ningún recurso, usando hasta la mentira.

Si un ciudadano medio de Nueva York pudiera comparar como trata un tema la prensa cubana y el mismo asunto estos gacetilleros de ocasión, comprenderán cuanta distancia hay entre un tipo de periodismo y otro.
No es un problema de gustos, es de conceptos; lo que escriben los llamados independientes, palabrita que denigra a los verdaderos Freelance  de la profesión, es para derrocar un gobierno soberano, constituido sobre bases legales y éticas.

Los supuestos “independientes” de la SINA tratan a los cubanos de a pie como cosas, se burlan de su inteligencia y la mejor manera de saberlo es que escriben en publicaciones abiertamente contrarrevolucionarias que ofenden el sentido común.

Estos individuos han abordado temas en los que convierten a una humilde familia disfuncional en un grupo de ciudadanos execrables, faltándoles el respeto, violando la elemental ética e incluso profanando a uno de sus miembros, muerto en una honrosa misión, pero que además fue reconocido como un honesto trabajador, un defensor de su país, independientemente de cualquier tipo de preferencia sexual, que no era lo más importante para sindicar a un humano.

Esos mismos asalariados del imperio –y bien les valga el sobrenombre- de manera impúdica convierten un lamentable homicidio, que estaba bajo investigación policial, en un oscuro acto de consecuencias políticas, en que la forma en que lo novelaron no deja claro si el Estado estuvo involucrado. Es acaso por carencia de conocimientos, no señores, por simple mala fe.

¿Acaso la SINA ha tenido el mínimo interés en monitorear lo que escriben sus becarios? ¿Ellos permitirían que una embajada extranjera en Washington impartiera esos cursos a nacionales para denigrar de los principios fundacionales de la Unión Americana, para promover la subversión, para instigar al fanatismo religioso o para importar ideas contrarias a las buenas costumbres norteamericanas?.

Eso tendría sin cuidado a publicaciones como New York Times, Washington Post y otros muchos, pero no sería indiferente para la Agencia de Seguridad Nacional, para la Procuraduría General  ni para los ciudadanos estadounidenses que aman su país.

Esa es la diferencia del periodismo que quiere introducir la SINA en Cuba, con el que realmente realiza el país.

Llamarlo periodistas independientes es una ofensa a la profesión, porque hay muchos enemigos de la Revolución que escriben a partir de sus principios, aunque sean contrarios, pero con un apego al respeto que aunque no se acepten sus propuestas, se evalúan y se estiman y después al final se rechazan.(blog Con la guangua andando).

domingo, 14 de junio de 2015

A Ernesto


 Querido Ernesto.
Por Lissy Rodríguez.

 He estado a punto de escribir estas líneas muchas veces… pero los días que corren son apresurados, turbulentos, el tiempo pasa demasiado rápido. He querido contarte de esta generación, del país que dejaste atrás para conquistar otros mundos que solicitaban el concurso de tus modestos esfuerzos.

He estado a punto de escribirte Ernesto, para que me expliques, y le expliques a los míos, cómo se hace para dejar a un lado los intereses personales y enfrentarse a los males que tienen al mundo de cabeza. Para ser a la vez médico, filósofo, economista, patriota, poeta… y al mismo tiempo conjugar la más estricta rigidez ante los deberes, con la diversión y la broma inteligente. Para conocer cómo se puede llegar a percibir tan bien los más profundos sinsabores de la pobreza, y siendo un hombre asmático, imponerse a la enfermedad y subir las cumbres más altas.

¡Qué alta nos colocaste la vara de la estatura revolucionaria, Er­nesto! Y eso ha hecho a una generación entera seguir tus con­vicciones y tus ideas.

Quiero contarte que en Cuba seguimos construyendo el socialismo, el hombre nuevo, que dejaste las bases teóricas y prácticas sentadas, pero ha demorado el camino, porque mientras no estabas el pueblo ha tenido que enfrentar enormes obstáculos, y le ha tocado improvisar, aprender paso a paso, equivocarse, retroceder, recomenzar. Pero te gustaría saber, Ernesto, que sobre esas adversidades que la historia misma nos ha impuesto, no hemos hipotecado nuestra libertad.

No obstante, cuánta falta nos haría que hubieras logrado hacer aquel Manual de Filosofía que te propusiste en los últimos momentos de la vida, cuando te percataste que nada se había escrito en Cuba, salvo aquellos “ladrillos soviéticos”, como tú mismo les llamaste.

Es cierto que ha cambiado mucho la realidad que conociste, que al parecer la humanidad se vuelve por segundos un poco más materialista, los niños ahora juegan con aparatos sofisticados que los enseñan a matar, y se divierten. La ciencia avanza, y contradictoriamente, los hombres siguen apostando por la llegada del holocausto, sembrando guerras y hambre, en lugar de cultivar la educación, la cultura y las riquezas. Te entristecería saber, Ernesto, que vivimos el mundo de la agudización de la crisis del capitalismo, donde el 1 % de la población posee el 40 % de la riqueza monetaria del planeta.

Es cierto que los asesinos y terroristas pasean campantes por el mundo, y que hace poco en una Cumbre estuvimos frente a frente con aquel hombre que pretendió asesinarte en la escuelita de la Higuera. ¡Cuánta indignación sentimos!

Pero en medio de esas circunstancias, en Cuba una generación entera sigue encontrando en la idea del bien que tú inculcaste, en la pasión por la lucha contra la injusticia que conociste en los pueblos de Latinoamérica, el sentido de su vida.
Quiero recordarte las palabras de Fidel el 17 de octubre de 1997 cuando se dirigió a tu pueblo en medio de la tristeza: “Bienvenidos, compañeros heroicos del destacamento de re­fuerzo”. Eso eres para esta generación Ernesto, el refuerzo, la guerrilla imperecedera.

He estado a punto de escribirte para que sepas que conocí cómo fueron esos días antes de partir de Cuba, cuando ya convertido en el viejo Ramón te trasladaste a una casa de seguridad en La Habana y pediste ver a tus niños, a quienes fuiste presentado como un “amigo uruguayo de su padre”. Y cómo en medio de las jugarretas de los pequeños Aleidita se dio un golpe en la cabeza, y tú la atendiste. Poco después ella le dijo a su madre: “Mamá, este hombre está enamorado de mí”. ¡Cuánta ternura encerraría tu atención y cuidado!
Hubo una vez que te robé los versos que le enviaste a tu amada Aleida: “…no tiembles ante el hambre de los lobos / ni en el frío estepario de la ausencia”. No pude aguantarme, y te robé también aquella dedicatoria, y de igual forma tuve que hacerlo cuando en clases una profesora pidió hablar de la importancia de la educación: “Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero simultáneamente hay que sembrar perales”.

Quisiera escribirte más, tendría mucho que contarte, por ejemplo, que hoy estamos rindiéndote homenaje, aunque tal vez como dijiste un día, solo quisieras que te recordemos “de vez en cuando”. Pero resulta imposible hacerlo, porque en la marcha de nuestras vidas, fluyen de forma cálida tu espíritu, tu virtud, y tus ideas.

Cuente con esta generación que usted ayudó a formar sin duda alguna, Comandante. Cuente con que el hombre nuevo que fue en sí mismo se multiplica en cada uno de nosotros, y que no dejaremos derramar la sangre de la Patria, mientras usted esté vivo. Como siempre.



viernes, 5 de junio de 2015


Por:Osbel Benítez Polo.Mi homenaje al Polo Montañez de siempre.

Mi homenaje al Polo Montañez de siempreEl cantor de la montaña, el hombre que soñó hacer un bolero si llega la inspiración, cumpliría este cinco de junio 60 años de edad. De mirada pícara, ojos cansados de tanto velar hornos de carbón, Polo Montañez pasó a la posteridad cuando le entregó al mundo su Montón de Estrellas.

El Guajiro Natural no ha muerto, aún vive entre las lomas, del Pueblo Mío, ese que lo cargó en brazos cuando juró hacerle una canción; el mismo que vivía con pasión todos sus éxitos porque confiaba que su hijo no lo defraudaría.

Hoy, entre surcos y cuerdas, regresa como la primavera, para hacerse eterno, llegar cada amanecer del Nuevo Año y enamorar a su Flor Pálida, que apenas respiraba en el olvido.

No dudó nunca Polo en regresar para cantarle al Maestro, porque sabía que su imagen era eterna. Desafió la muerte con la Última Canción, dedicó a la mujer de los surcos en el pelo, las notas que hoy retumba en sus oídos.

Viajó mucho, pero en Colombia y Francia encontró la casa que necesitaba para poner en alto el estandarte de la música cubana. Cantó con todas sus fuerzas para demostrar que: nadie se haga la idea que van lejos los de alante, dejen que el que venga atrás le den un chance, y tu verás.

Cantante, compositor, arreglista e improvisador nato, así te recordamos siempre, con la frescura de tus canciones, porque para homenajearte sobran los días.

Para recordar tu impronta no es necesario hacer coincidir la naturaleza que tanto amaste con tu cumpleaños; naciste para quedarte, tú no te vas, andarás por el lomerío y tu trino de jilguero será escuchado tan alto, como tus pasos con la guitarra acuesta.