sábado, 30 de noviembre de 2013

Albaceas del Idioma.

Locutoras y locutores son mucho más que personas de voz singular. Son artistas de la comunicación que  ponen lágrimas en las palabras sin llorar; le hablan al corazón con susurros; y ayudan a construir una verdad.

Pero más allá de ese legado artístico, el profesional de la locución es un albacea del idioma, ese instrumento que debe preservarse para que llegue a las futuras generaciones.

La responsabilidad social de cuidar nuestra lengua   compete a toda la sociedad, dígase individuo, familia, escuela o cualquier otra institución; pero ¿qué compromiso tienen los medios de comunicación en este sentido?

Para nadie es un secreto que gran parte de su tiempo libre los jóvenes lo emplean viendo programas televisivos o escuchando emisoras radiales que conciben una variada programación, como parte de los esfuerzos desarrollados en el país por elevar el nivel de vida del pueblo cubano.

Por el futuro debemos trabajar cada vez mejor. El conocimiento es autoridad, y entre los locutores, constituye un rasgo insoslayable. Si triste resulta no tener oyentes; más doloroso es no tener qué decir.

El maestro  Frank Guevara, autor del libro, La locución: técnica y práctica, enfatizaba:
“Si las condiciones naturales de una persona dedicada, o que vaya a dedicarse a la locución, son indispensables, comenzando por la voz, también es primordial estar muy actualizados en los problemas políticos, sociales, culturales, científicos y de otra índole.

Estamos planteando realidades, no utopías, simplemente la necesidad de ser más capaces de dominar el macro mundo…”

Las circunstancias actuales, convocan a todos los profesionales de la voz a estar a la altura de estos tiempos, y ser portadores del mensaje de paz que el mundo reclama.( Dianelys Hernández.)
              


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