sábado, 18 de febrero de 2012

El milagro de un arbusto.


La visita  a  una   amiga, me  proporcionó, además del     agradable momento, la dicha de conocer una planta, que en nada concuerda  su  beldad con el deslucido nombre. 
Crece en el patio de su casa  La moringa, legumbre  bien florecida, de copa poco densa y abierta como una sombrilla, que atrae por la agradable presencia.
Me dijo  que  en el mundo le adjudican varios calificativos: “Árbol de la vida”,   “Del milagro”, “Árbol  generoso o de La esperanza, y ¿quien sabe si sabe si falta algún otro?...
 La curiosidad   me instó  a investigar  por qué el  privilegio  de que se le adjudiquen varios nombres.
 Cuando supe que sembrar moringa es difundir vitaminas, encontré fácil la respuesta.  
Oriundo de La India, este arbusto es uno de los que más utilidad tiene en el orbe, debido a su uso en la alimentación humana y animal, como medicamento y en la purificación del agua.
El rico contenido de  proteínas, vegetales y minerales  lo valoran como perfecto componente   nutricional.

Una mata de la cual se aprovecha casi todo
Las hojas, sabrosas para degustar en ensalada, sopas, salsas, guisos, cremas, infusiones, arroz salteado, frituras y aliños proporcionan vitaminas A y C, calcio, potasio,  hierro y más proteína que ningún otro vegetal.
No solo belleza
Sus flores blancas, quizás cómplices de la pureza, nacen en racimos y pueden consumirse crudas o cocinadas, acompañando ensaladas, sopas,  y en infusiones. Aportan también calcio y potasio.
La semilla
Esas pequeñas partículas redondeadas, son admiradas por el alto contenido de aceite comestible, de muy buena calidad, similar al de Oliva.
Versiones digitales indican que  la especie vegetal es recomendada además para prevenir la desnutrición  y contrarrestar la ceguera infantil, asociada a carencia de vitaminas.
También  ante dolores de   articulaciones, inflamaciones y problemas digestivos.
 El milagro de La moringa es dar vida.

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