viernes, 2 de noviembre de 2012

Los pinareños entre los primeros en ofrecer solidaridad.



A penas bastaron horas, para que la mano solidaria de los pinareños llegara a  la región oriental de Cuba, severamente afectada por el paso del huracán Sandy.  
  
Como en  ocasiones  similares,   fueron de  los primeros en partir sin reparar tiempo, distancia, ni condiciones y con un objetivo bien claro: la recuperación. 

Unos 90 trabajadores de la Empresa Eléctrica de Pinar del Río, dejaron atrás  recomendaciones de los familiares y las preocupaciones  del hogar para devolver   luz a los territorios dañados.

Linieros, técnicos y especialistas  con vasta experiencia    están en plena faena de  rehabilitación de tendidos, levantamiento y sustitución de postes eléctricos e instalación de transformadores, hasta lograr el desempeño  total.  

Con igual disposición acudieron trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba en el occidental territorio, quienes entre  despedida y preparativos apenas durmieron la noche antes de la salida.

Eso no les hizo mermar el ánimo. 

Allá están junto a  los hermanos orientales 22 de integrantes de ese colectivo afanados con brazos  y corazón, hasta dejar listo el servicio telefónico en las zonas donde impactó el devastador huracán.

Portadores del mensaje de aliento de todos los pinareños, los que hoy dan su aporte  directo a la recuperación llevan el compromiso de aprovechar al máximo la jornada laboral y  la convicción de cumplir con la solidaria misión.

Los vuetabajeros estamos en deuda. No  olvidamos cuanto amor, esfuerzo y ayuda recibimos    del resto de las provincias, cuando sucesivos eventos meteorológicos azotaron  esta parte del país.

Ahora  reciprocamos con igual gesto. Así de   solidarios somos los cubanos. Ello nos hace recordar  hazañas protagonizadas por médicos, maestros, artistas y deportistas, en diferentes países, como ejemplo de la generosidad que nos caracteriza.

Ante la situación de las últimas horas, los pinareños enaltecemos los  valores. Nada extraño, son los sentimientos  labrados durante más de 50 años, en este momento al lado de los hermanos orientales, en hálito  de esperanza y  confianza.  








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