lunes, 11 de marzo de 2013

Vivo más allá de la muerte.



 
A  39 años de la desaparición física de Lázaro Peña,  traerlo al debate, a la asamblea, al Congreso, es   sentirlo vivo a pesar de la ausencia.

Su ejemplo   guía  el análisis profundo, la palabra orientadora,  la razón para persuadir y  el respeto para escuchar.

Está presente también  en la  unidad del movimiento obrero cubano, seguidor de  las enseñanzas de quien fuera ferviente defensor  de este objetivo.

El recuerdo del líder de los trabajadores es permanente. Su sonrisa, sencillez y  bondad son igualmente inspiración en nuestro andar diario.

Negro y pobre:

Estas condiciones  lo privaron  de los sueños de  la niñez y la juventud, pero no de   la conciencia y rebeldía que  más tarde lo llevaron a dirigir la clase obrera en la lucha  contra la opresión capitalista.

Muy temprano  conoció los rigores del trabajo para contribuir a la precaria economía familiar .Con apenas doce años comenzó a laborar como aprendiz de herrero, ayudante de carpintero y de albañil.

Finalmente se empleó en la fábrica de tabaco “El Crédito”, donde aprendió el oficio de torcedor, sector donde ingresa al Partido Comunista de Cuba  con solo 18 años.

Como parte de su accionar  revolucionario participa en la huelga de 1933 que derrocó la tiranía de Gerardo Machado y  posteriormente tuvo el honor, de  ser elegido en 1939 , secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) .

Con  el triunfo de la Revolución en 1959, después de regresar de un forzado exilio, Lázaro Peña vuelve nuevamente a la dirección de la clase obrera.

 Ya unido el movimiento obrero, la organización asume  como principal tarea apoyar el desarrollo económico y social, en la construcción del Socialismo.

 El 11 de marzo de 1974, fallece Lázaro Peña, el Capitán que sigue
izando más allá de su muerte, la bandera de la victoria.




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